Nuestro Gobierno es cómplice de que en muchos países gays y lesbianas sean encarcelados, torturados, perseguidos, lapidados o ejecutados. Por lo visto los intereses económicos de España en el Tercer y Cuarto Mundo impiden a nuestra Ministra de Exteriores poner firmes a los gobernantes de estos países y prefiere mirar hacia otro lado mientras saca provecho nuestro Gobierno de las relaciones bilaterales con estos gobiernos corruptos, homófobos y asesinos.
El respeto a la población LGTB debería ser una condición “sine qua non” para mantener relaciones económicas y diplomáticas con cualquier país pero claro “Business is Business” aunque sea con dinero manchado de sangre y mierda. ¡¡Esto apesta!!
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