Menudo revuelo se ha armado estos días con la muerte de Stephen Gately, el cantante junto a Ronan Keating del grupo irlandés Boyzone. El cantante y su marido salieron de marcha por algunos locales de ambiente de Palma. A cierta hora decidieron retirarse acompañados por un joven a su casa de Cala Llamp. Por la mañana encontraron el cadáver del cantante en el sofá de su apartamento en el cual se quedó dormido.
Inmediatamente los tabloides británicos pusieron en marcha toda su maquinaria para conseguir averiguar los detalles más escabrosos mientras la mayoría de medios isleños intentaban ser prudentes excepto uno que explicaba con pelos y señales los detalles del suceso y se encargaba de dar mala fama al último local en el que estuvieron Stephen y su marido. De hecho la noticia estaba elaborada por un periodista de sucesos junto con otro dedicado al ocio y corazón, sin duda una mezcla más que explosiva.
No es casualidad que en el tratamiento de esta noticia influye el hecho de que el protagonista fuera un famoso cantante y…¡gay!. Si el último local que hubiesen visitado fuera de clientela heterosexual o de algún grupo o persona afín al periodista ¿Lo hubiese mencionado de la misma manera? Está claro que en los últimos años hemos avanzado muchísimo en la normalización de la homosexualidad en los medios de comunicación aunque algunos aún no se hayan dado cuenta y pretendan ser falsos estandartes de la causa rosa.
Finalmente la autopsia ha revelado que el cantante murió por causas naturales pero por si acaso algunos periodistas ya han sembrado la duda sobre una discoteca o sobre la honestidad e inocencia de un joven cuyo único “pecado” fue acompañar a la pareja hasta su casa aunque aquí nadie asume responsabilidades.
Inmediatamente los tabloides británicos pusieron en marcha toda su maquinaria para conseguir averiguar los detalles más escabrosos mientras la mayoría de medios isleños intentaban ser prudentes excepto uno que explicaba con pelos y señales los detalles del suceso y se encargaba de dar mala fama al último local en el que estuvieron Stephen y su marido. De hecho la noticia estaba elaborada por un periodista de sucesos junto con otro dedicado al ocio y corazón, sin duda una mezcla más que explosiva.
No es casualidad que en el tratamiento de esta noticia influye el hecho de que el protagonista fuera un famoso cantante y…¡gay!. Si el último local que hubiesen visitado fuera de clientela heterosexual o de algún grupo o persona afín al periodista ¿Lo hubiese mencionado de la misma manera? Está claro que en los últimos años hemos avanzado muchísimo en la normalización de la homosexualidad en los medios de comunicación aunque algunos aún no se hayan dado cuenta y pretendan ser falsos estandartes de la causa rosa.
Finalmente la autopsia ha revelado que el cantante murió por causas naturales pero por si acaso algunos periodistas ya han sembrado la duda sobre una discoteca o sobre la honestidad e inocencia de un joven cuyo único “pecado” fue acompañar a la pareja hasta su casa aunque aquí nadie asume responsabilidades.
