Cuando pensábamos que en temas de igualdad LGTBI ya no se podían dar
pasos atrás llegan los de VOX y nos vuelven a meter el miedo en el
cuerpo con un programa electoral con claras medidas LGTBIfóbicas en su
programa que amenazan con empantanar el panorama rosa. En esta columna
no voy a centrarme en Abascal y sus terroríficas medidas si no en los
votantes que a ojos cerrados se han entregado en brazos del partido
ultra de moda.

Viendo el programa “Salvados” del pasado domingo veo a personas
supuestamente normales y jóvenes varias declarar su devoción por los
neo-franquistas. ¿Realmente a toda esta gente le da igual que a sus
familiares y amigos gays, lesbianas o trans les quieran volver a
convertir en ciudadanas de segunda o de tercera? Tengo la sensación de
que el colectivo LGTBI somos daños colaterales en una batalla que han
emprendido estos “donpelayos” para volver a una España oscura del
pasado. Estos últimos años en España nos las dábamos de modernos y
europeos y a las primeras de cambio se nos ha caído la careta y hemos
empezado a mostrar que seguimos siendo un país de rancios, de catetos y
de nostálgicos del antiguo régimen. Lejos queda esa España que
despuntaba en 1992, que fue envidia de media Europa y que veía como algo
ajeno el auge de la extrema derecha en Francia, Alemania o Reino Unido.
No hay excusa que valga para votar a VOX. Venden odio envuelto en
humo. Si votas a VOX votas a los que me odian por lo que soy y a mis
amigas trans, a mi pareja y a mucha más gente que quiero y aprecio. Ya
pasó en los años 30 en Europa. El surgir de partidos ultras en plena
crisis no es nada nuevo. Por aquel entonces nos acabaron marcando con un
triángulo rosa y enviando a campos de concentración y todo empezó tal
como ahora. Hitler no empezó quemándonos, empezó señalándonos como hacen
hoy algunos y haciendo como que la cosa no iba con él. Y lo hizo con el
apoyo y connivencia de millones de alemanes que apoyaron sus políticas
de odio. No dejéis que el miedo o el rencor os cieguen y antes de apoyar
a los ultras paraos a pensar y reflexionar antes de que sea demasiado
tarde. Votar además de ser un derecho conlleva una gran responsabilidad.
No vamos a volver a los armarios, ni a dejar que nos domine el miedo
ni a ser ciudadanos y ciudadanas de segunda. Ahora más que nunca debemos
mantenernos unidxs y transmitir nuestro mensaje de unidad, solidaridad y
de mucho amor frente a tanto odio.
COLUMNA PUBLICADA EL 12/12/2018 en www.mallorcadiario.com