Estos días se celebra en Palma el Tapalma que es una excusa como cualquier otra para salir a ponerse gocha de comer montaditos imposibles, chistorra a la sidra e infinidad de tapas y ninguna de ellas baja en calorías. Este es un concurso de tapas que se organiza cada año por toda la ciudad y que suele ganar un local que está situado en la calle San Magín y del que no me sale del coño publicitarlo.
Esto me recuerda la fallida ruta de tapas de los jueves que se intentó organizar en Gomila este año y que acabó como el rosario de la aurora o como el coño de la Bernarda, tirándose las tapas a la cabeza y llamándose de todo menos bonita entre los dueños de los locales. Es difícil ser tan pocos y tan mal avenidos. No me cabe en la cabeza que no sean capaces de unirse en un frente común y de esta manera sacar beneficios que es imposible conseguir de manera individual pero allá cada uno con su vida y con sus cuartos.
Hay veces que si entiendo porque Gomila está como está.
Esto me recuerda la fallida ruta de tapas de los jueves que se intentó organizar en Gomila este año y que acabó como el rosario de la aurora o como el coño de la Bernarda, tirándose las tapas a la cabeza y llamándose de todo menos bonita entre los dueños de los locales. Es difícil ser tan pocos y tan mal avenidos. No me cabe en la cabeza que no sean capaces de unirse en un frente común y de esta manera sacar beneficios que es imposible conseguir de manera individual pero allá cada uno con su vida y con sus cuartos.
Hay veces que si entiendo porque Gomila está como está.
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