(www.ciutat.es) En una cosa estoy de acuerdo con Chema Ferrer: las opiniones del
Instituto de Política Familiar de Baleares suelen coincidir con
planteamientos caducos y trasnochados. ¡Qué le vamos a hacer! Sus
valoraciones con motivo de la celebración del Orgullo LGTB no son de
recibo. Tampoco hay que darle más importancia de la debida. No creo que
sea influyente en la opinión pública balear. Su palabra se vuelve
contra quien la pronuncia.
Nadie duda que, a estas uniones, se les ha de reconocer el mismo
acervo de derechos y deberes que a las uniones heterosexuales. Esto no
está en discusión, salvo para algún que otro grupo pintoresco. Cosa
diferente es si a estas uniones se les ha de calificar como matrimonio.
En esto -mal que le pese a Chema Ferrer- el disentimiento va mucho más
allá de lo que pueda pensar un grupo de la derecha católica. No es tan
claro para la doctrina científica tal calificación. Ello plantea
innumerables problemas, de muy diferente naturaleza, que no vamos ahora a
enumerar. Tampoco es tan claro que la solución matrimonial se haya
impuesto en otros países civilizados. Se pueden contar con los dedos de
una mano.
Desconozco si "el IPFB intenta actuar como un lobby presionando al
Gobierno de turno para imponer sus ideales reaccionarios". Si tal fuera
su propósito -no me extrañaría-, me temo que está condenado al fracaso.
Es una simple voz que apenas resuena en el desierto de la opinión
pública. Sólo encuentra eco en algún sector del PP, muy vinculado a
opciones de la derecha católica más fundamentalista y que todos
conocemos.
Celebro que el PP participara en la fiesta de marras. El PP es un
partido laico y, como tal, no ha de asumir ni hacer suyas ni defender
las posiciones doctrinales y morales de la Iglesia católica. Lo
contrario -que, a veces, lo ha hecho- es meter la pata y propiciar que
le cuelguen el sambenito de carca y retrógrado. Ha de limitarse a
tutelar la igual libertad y neutralidad para todos sus ciudadanos, con
independencia de las opciones morales y religiosas de éstos. Este es el
camino a seguir.
No estoy tan seguro de que, en este tema, algo esté cambiando en el
PP. ¡Ojala! No han retirado el recurso planteado ante el Tribunal
Constitucional. Son muchas las personas e instituciones católicas de su
entorno con posiciones de ultraderecha que no acaban de entender la
laicidad. Cosa diferente, no obstante, es si las uniones homosexuales
son o no matrimonio. Esto no está tan claro.
Gregorio Delgado del Río es catedrático de universidad y abogado
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