Se han cumplido 10 años desde la publicación de una portada en la
revista Zero en la que aparecía Joan Miquel Perpinyà reafirmando su
condición de Guardia Civil y homosexual. La suya es una de las portadas
más recordadas de la mítica y desaparecida revista. Ha sido una década
de grandes cambios en la Benemérita y también de grandes cambios en la
vida de Perpinyà.
¿Qué le llevó a conceder aquella entrevista a la revista Zero y a salir en su portada con el titular: “Soy guardia civil y gay”?
En noviembre de 2002 saltó a los medios de comunicación el caso de un
agente homosexual destinado en Vilafranca que solicitaba convivir en
el cuartel con su pareja de hecho, que también era un hombre. Yo
entonces ocupaba el cargo de secretario jurídico de la Asociación
Unificada de Guardias Civiles en Baleares (al cabo de los años acabó
presidiendo dicha asociación profesional, mayoritaria en la Guardia
Civil) y solicitamos públicamente que se cambiara la normativa interna
que prohibía vivir en los cuarteles a parejas del mismo sexo, lo cual
constituía una clarísima discriminación por razón de orientación sexual
que vulneraba la Constitución. Ante el revuelo mediático la Guardia
Civil modificó la legislación de forma sorpresiva. Como los
protagonistas de la historia no quisieron hablar con los medios de
comunicación, yo fui quien expliqué el caso en la revista Zero y
expliqué la realidad de un gay en una institución como la Guardia Civil.
¿Dio el paso convencido? ¿No tuvo miedo a represalias?
Sabía que aquello caería mal a los mandos, de hecho recibí alguna
llamada a posteriori. Pero consideré muy necesario que la sociedad se
hiciera eco de la falta de derechos y la discriminación por razón de
orientación sexual que existía en la Guardia Civil.
¿Pero era necesario hacer ostentación de su condición sexual?
En aquella época, estamos hablando de diciembre de 2002, en España
había un problema serio de invisibilidad pública de gays y lesbianas.
Nadie se molestaba en legislar a favor de gente que no aparecía
públicamente excepto en la celebración anual del orgullo gay. Los
colectivos GLBT tomaron conciencia de este problema y más
específicamente la revista Zero trabajó para dar visibilidad a gays y
lesbianas de forma que en la portada de la revista, que era de tirada
mensual, aparecieran personalidades relevantes u homosexuales de
diferentes estamentos sociales. Así, la portada de Zero se convirtió en
un escaparate donde pasaba gente conocida y también un sacerdote, un
militar y finalmente en mi caso, un guardia civil.
A usted parece que no le fue mal, porque años más tarde le
eligieron secretario general de AUGC. ¿Fue consecuencia de haberse dado a
conocer?
Bueno, en julio de 2003 fui elegido secretario de Comunicación de la
asociación y en abril de 2008 me presenté a las elecciones y las gané.
Desde ese punto de vista no puedo decir que las cosas me fueran mal,
pero desde el punto de vista profesional debo reconocer que al
significarme tanto y salir en los medios de comunicación, me convertí en
alguien muy molesto para los sectores inmovilistas de la Guardia Civil.
Me acribillaron a expedientes disciplinarios, me cesaron en el destino
de forma arbitraria e injustificada (años más tarde así lo calificó un
juez) y acabé teniendo serios problemas internos.
Visto con perspectiva ¿cree que aquella portada sirvió para algo?
Por supuesto. No sólo la portada en Zero, sino el conjunto de
portadas que Zero estuvo tirando durante varios años. Se trató de
visibilizar a los homosexuales y las lesbianas. Después de aquello,
cuando honestamente sólo se reivindicaba una ley estatal de parejas de
hecho, el PSOE planteó el matrimonio gay con plena igualdad jurídica.
Con la legislación actual ¿los miembros de los estamentos militares está condenados a no tener derechos laborales?
Se está progresando lentamente, aunque aún dista mucho de los
derechos que tienen los trabajadores civiles. Me refiero a la libertad
sindical. Hace una década los derechos de los guardias civiles estaban
en edad prehistórica. Por ejemplo, conseguimos que se suprimieran los
arrestos.
¿No se arrepiente de haberse manifestado en uniforme?
En absoluto. Manifestarse en uniforme no era, a mi juicio, ninguna
infracción. Para abrirnos un expediente tuvieron que aplicarnos
analógicamente un artículo que era un ‘cajón de sastre’. La prueba de
que no estaba tipificado como infracción es que después de la
manifestación tuvieron que redactar un artículo específico para
sancionarlo.
¿Cómo le va con su libro? Se ha convertido usted en alguien habitual en los medios de comunicación baleares…
En septiembre de 2011 dejé la Guardia Civil y como ya llevaba tiempo
colaborando en diversos medios de comunicación, pensé que había que
empezar una nueva etapa en este campo profesional. Acudo a las tertulias
cuando me invitan y escribo artículos en los periódicos. Estoy
satisfecho. Al tener más tiempo para investigar, decidí escribir un
libro sobre el caso Can Domenge que se titula “La Batalla de Can
Domenge”. Ha funcionado muy bien y parece que las tesis que yo sostengo
en el libro se están confirmando de algún modo.
¿A qué se refiere?
A que la compraventa del solar de Can Domenge por parte del Consell
de Mallorca por 30 millones de euros fue un precio razonable. Ahora
sabemos que BMN-Sa Nostra lo acaba de vender por 7 millones a un
empresario mallorquín, Jaime Bauzá, de Protur Hotels. Él mismo ha
reconocido que es exagerado decir que el solar valía el doble de lo que
exigía el Consell de Mallorca. Y si el solar se vendió por el precio que
valía, no hay caso Can Domenge. José Luis Núñez denunció al Consell
para que no se protegiera el edificio Gesa y así poder construir pisos
de lujo.
2 comentarios:
diez años dan para separarse de su pareja, dejar la guardia civil y ser un bear mediático
¿Pero a alguien le interesa de verdad esta estrevista?
Uno más.
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