Rubén Castro, el chico trans que se quedó embarazado por fin ha sido papá y así lo ha publicado en redes. Este caso de papá gestante levantó mucha polémica por parte de sectores reaccionarios anclados en lo más oscuro del siglo XX. Ahora con el nacimiento de su "hije"
los haters han vuelto a salir como aves carroñeras infestadas de bilis y azufre.
Es curioso ver en los foros a madres y padres despreciables y llenos de odio dando lecciones de lo que es mejor o no para la criatura recién nacida. Les molesta que haya nacido del cuerpo de un hombre trans, les parece monstruoso cuando lo único monstruoso son ellos y ellas. Preferiría infinitamente antes ser hijo de un padre trans que de semejante escoria putrefacta que pulula por las redes sociales sembrando tanto dolor.
Luar, que así se llama la criatura ha nacido fruto del amor y en un hogar en el que seguramente será mucho más queridx y mejor atendidx que la mayoría de haters y trolls fachunos y católicos que como un virus infestan las redes sociales. El poder del amor siempre prevalecerá y vencerá.
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