

Para terminar, las personas bisexuales sufren una doble discriminación, por un lado de la sociedad que impone una única forma, heterosexual, de vivir las sexualidad y por el otro del sistema que reduce la orientación sexual a una elección entre homosexualidad y heterosexualidad y por tanto no comprende todos los grados y la diversidad sexual existente.

Y la misma tendencia positiva se constata en otros países en los que se ha abierto el debate para la regulación de las parejas de gais y lesbianas, con diferentes iniciativas (de ámbito local, regional o estatal). Pero desgraciadamente cada una de estas iniciativas, desde las más tímidas y simbólicas, como el proyecto de unión civil italiano, hasta las más avanzadas, como las leyes españolas, se han enfrentado siempre con la oposición frontal y sistemática de unos sectores políticos, sociales y religiosos que no aceptan ningún tipo de derechos ni de gestos de reconocimiento de la dignidad de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales.
Y no todo han sido avances: en una especie de recuperación de la vieja alianza entre el trono y el altar, asistimos, incluso en el mismo seno de la Unión Europea, a la aparición de planteamientos políticos como el polaco que, con la religión como bandera, propugnan abiertamente la vuelta a la penalización legal hacia lesbianas, gais, transexuales y bisexuales. Además, no podemos olvidar que la homosexualidad sigue estando penalizada en muchos países y que la religión, en forma de sharia casi siempre, es la base que justifica el que en un puñado de países islamistas a lesbianas y a gais se les castigue con la pena de muerte por el simple hecho de ser tales.
Hemos avanzado pero aún queda mucho camino por recorrer y los poderes públicos, si son auténticamente democráticos, han de fomentar el respeto hacia los Derechos Humanos y hacia el colectivo LGTB, no solo eliminando de la legislación cualquier forma de discriminación sino aplicando la ley contra cualquier actitud y comportamiento homófobo o tránsfobico y educando para eliminar estos comportamientos.
Para esa erradicación de la homofobia, la educación es fundamental y debe poner todo su potencial al servicio de la formación de ciudadanos y ciudadanas capaces de convivir respetando la diversidad afectiva y sexual. Los agentes educativos, en especial las administraciones educativas, deben implicarse a fondo en esta labor, realizando estudios sobre la incidencia de la homofobia, la Transfobia y la Bifobia en la vida de los centros educativos, y adoptando las necesarias medidas correctoras para garantizar al alumnado LGBT el derecho a recibir una educación en un ambiente acogedor y de respeto, que contemple en equidad todas las orientaciones sexuales, las diferentes identidades de género, los modelos familiares plurales y la manifestación de cualquier tipo de afectividad en público.
Las políticas educativas deberán tener en cuenta el acoso escolar motivado por la homofobia y la Transfobia pues según el estudio realizado por COGAM “Homofobia en el sistema educativo”, dos de cada tres jóvenes ha sufrido la violencia homófoba en los centros de estudio y el 60% de estos y estas jóvenes se siente "inseguro" en el instituto. Han de poner en marcha programas para prevenir este tipo de acoso y mecanismos para erradicarlo de los centros educativos. En los planes de estudio se han de reflejar de forma positiva y normalizada la diversidad de orientaciones e identidades sexuales humanas y se ha de promover la formación de una autoestima positiva no solo al alumnado o al profesorado LGBT sino también a sus famillas. Esto implica el desterrar del sistema educativo la percepción de la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad como un problemas y la eliminación de los planes de estudio de cualquier concepción religiosa que mantenga planteamientos discriminatorios o de odio hacia lesbianas, transexuales, gais o bisexuales.
Así pues, con motivo de la celebración de este Día contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, hacemos un llamamiento no solo a las administraciones educativas sino a toda la sociedad para que tomen conciencia de la importancia de una educación en el respeto a la diversidad afectivo sexual y para que se impliquen activamente en un educación libre de homofobia, Transfobia y Bifobia.
Ben Amics

Hemos avanzado pero aún queda mucho camino por recorrer y los poderes públicos, si son auténticamente democráticos, han de fomentar el respeto hacia los Derechos Humanos y hacia el colectivo LGTB, no solo eliminando de la legislación cualquier forma de discriminación sino aplicando la ley contra cualquier actitud y comportamiento homófobo o tránsfobico y educando para eliminar estos comportamientos.


Así pues, con motivo de la celebración de este Día contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, hacemos un llamamiento no solo a las administraciones educativas sino a toda la sociedad para que tomen conciencia de la importancia de una educación en el respeto a la diversidad afectivo sexual y para que se impliquen activamente en un educación libre de homofobia, Transfobia y Bifobia.
Ben Amics
FELGTB
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